
Exámenes: Claves para aumentar la memoria y estudiar mejor
Al estudiar siempre se piensa en que la memoria es la clave del éxito. Pero en él influyen las estrategias de aprendizaje, la motivación y la atención que se ponga, entre otros factores. Siguiendo una serie de consejos, se puede aumentar el rendimiento y conseguir mejores resultados.
La memoria es importante, pero no lo es todo a la hora de estudiar y de preparar los temidos exámenes. Hay varios factores que influyen para conseguir obtener un buen rendimiento y alcanzar el objetivo académico marcado. De hecho, la memoria es considerada una de las principales aptitudes de un buen estudiante, pero la memorización sin más, meter la información a presión, repetir una y otra vez, no es útil, y en muchas ocasiones puede ser el origen de importantes dificultades en el aprendizaje. Pero, realmente, ¿qué es la memoria? La memoria puede definirse como la capacidad cognitiva que nos permite codificar, almacenar y recuperar diferentes tipos de información, conocimientos y habilidades. Pero, la memoria no es un proceso psicológico, una capacidad neurocognitiva única, unitaria, sino que existen diferentes tipos de memorias, cada una con unas características, funciones y procesos propios, que se diferencian entre sí por la cantidad de información que pueden albergar y el tiempo que ésta puede mantenerse almacenada (memoria sensorial, memoria a corto plazo, memoria operativa o de trabajo, memoria a largo plazo). El correcto funcionamiento de la memoria implica la realización adecuada de tres operaciones o procesos: registro, almacenamiento y recuperación de la información. Estos tres procesos de la memoria se ven favorecidos por el uso de estrategias y técnicas de memoria (mnemotecnias). De ahí la importancia de su aprendizaje y aplicación como técnica de estudio para mejorar el rendimiento académico. Y es que las estrategias y técnicas de memoria son los procedimientos que favorecen y mejoran el funcionamiento de la memoria, facilitan el procesamiento de la información, permitiendo la codificación, almacenamiento y recuperación de la información que se desea recordar. Por ejemplo: acción de repetir, organizar, agrupar, asociar, visualizar. Dentro de estas estrategias, la de asociación desempeña un papel fundamental de cara al aprendizaje y la memorización porque podemos fortalecer las conexiones entre los conceptos o materiales a aprender si establecemos vínculos y relaciones de unos temas con otros, uniéndolos con conocimientos y experiencias previas. Algunas técnicas o mnemotécnicas que utilizan la estrategia de asociación y que han demostrado su utilidad en la mejora del aprendizaje y la memoria son, por ejemplo, la creación de acrónimos y acrósticos y de rimas, técnica de encadenar, el método de los lugares, la técnica del relato, el método PQRST para el recuerdo de texto o el método IRA para el recuerdo de nombres. Todas estas técnicas es muy útil conocerlas, manejarlas y aplicarlas con el material que hay que aprenderporque mejoran el aprendizaje y el posterior recuerdo de la información así aprendida y almacenada. Pero no todo depende de la estrategia de asociación; la clave para ser un estudiante eficaz o para mejorar el rendimiento académico es el conocimiento y uso de unas buenas estrategias de aprendizaje metacognitivas (estrategias para administrar el tiempo, la planificación y la programación efectiva de tiempo de estudio, la gestión de tareas a realizar, trabajos o presentaciones); cognitivas (estrategias para favorecer la atención, técnicas para la mejora de la velocidad y la comprensión lectora, estrategias y técnicas para mejorar la memoria, cómo seguir una explicación de forma eficaz); afectivas (actitud positiva ante el estudio, estrategias para establecer y mantener la motivación, para controlar la ansiedad ante el estudio y, sobre todo, ante los exámenes, conciencia y control de las emociones propias) y el entorno físico y ambiental (las condiciones físicas del estudiante, el lugar y el ambiente de estudio, materiales de estudio, toma de notas, calidad de los apuntes, técnicas de subrayado, hacer resúmenes, representaciones gráficas, esquemas o mapas conceptuales). Unas estrategias que, conforme se ponen en práctica, permiten aumentar la memoria y el aprendizaje, lo que se refleja físicamente en el cerebro. Diversas investigaciones así lo constatan. Cuando una persona aprende se producen cambios que se reflejan en el hipocampo del cerebro. No obstante, no hay que olvidar que la memoria no es un valor absoluto, son términos relativos. El cociente intelectual no es una realidad intrínseca porque se hacen varias pruebas para medirlo y hay diferentes formas de hacer esas mediciones. Algunos de esos componentes pueden estar relacionados con la inteligencia. Pero la inteligencia no es sólo una propiedad sino una capacidad distinta del cerebro y la memoria. Consejos prácticos para estudiar mejor Vital es que el estudiante tenga un área de estudio en casa propia y específica para estudiar en el que no se hagan otras tareas o acciones con el fin de disponer de un espacio determinado para que nadie moleste. Y sobre cómo se debe estudiar una vez se tiene ya el libro o los apuntes delante, también hay consejos y pautas que se pueden poner en marcha y que son igualmente útiles. La técnica general es hacer una prelectura, una lectura comprensiva y efectuar esquemas o síntesis. No obstante, todo depende de cada alumno. No obstante, no solo hay que trabajar la memoria sino la memoria y la atención de forma combinada. Y es que la falta de atención puede suponer la pérdida de memoria. Un motivo por el que es conveniente trabajar la motivación. Otras técnicas de estudio que se pueden poner en práctica es hacer lecturas en voz alta, realizar un esquema, elaborar fichas, subrayar… se trata de estar activo en todo el proceso de memorización y no como si se estuviera leyendo un libro. Recomendable también para estudiar es aprovechar tiempos muertos, como cuando se va en el autobús, porque se pueden repasar, por ejemplo, las fichas o esquemas y se consigue que la memoria sea más productiva sin hacer grandes esfuerzos. De todas maneras, hay que olvidarse de que cada persona tiene unas particularidades. Así, se puede hablar de estudiantes “búho” porque estudian mejor por la noche o de estudiantes “alondras” porque estudian mejor por la mañana y pueden levantarse perfectamente a primeras horas y ponerse a estudiar. Lo importante es conocerse bien y adaptar las técnicas generales a las tendencias y particularidades de cada hora. Y, por supuesto, no hay que olvidarse de dormir. Lo recomendable son 8 horas, aunque este número también puede variar según las personas, ya que se pueden precisar más o menos horas para realizar un descanso adecuado. El día del examen hay que desayunar tranquilamente para que no se cree tensión y no tomar mucho café para evitar quedarse en blanco ante la prueba. Pero si esto sucede, tranquilidad, porque hay solución. Lo mejor es leer las preguntas y empezar por la más fácil porque así se revierte la memoria y se puede recuperar. Si se tienen nervios, hay que recordar que esa sensación dura unos cinco o diez minutos y que se pasa conforme se empieza a leer y hacer el examen, comenzando por esa pregunta que resulte más sencilla. ¿Qué es conveniente comer? |